cuentos
Ratoncita Presumida
Era una ratita muy presumida que se encontró una monedita barría la escalera de su casa oh, que suerte la mía exclamo contenta. Podre comprarme un lacito para el pelo. No, mejor pondré en la cola y comenzó a barrer el portal de su casita, cantando sin cesar. Y paso por allí el burrito que el saludo muy enamorado.
Que linda esta ratita quieres casarte conmigo. Ni lo pienses ¡faltaría mas!. Triste, muy triste se fue el burrito, y fue el oso el segundo que paso frente a su portal, y también dijo contigo tan grande y tan feo ¡jamás! Y mas el oso, se fue gallito y otros, pero a todos presumida ratita les dijo que no pero desde lo alto del tejado el gato que lo había visto todo le dijo ahora me toca a mí.
Con su traje bien bonito y bien peinado apareció ante la ratita y con gran cariño y suavemente le pregunto. Hermosa ratita quieres casarte conmigo y la ratita, ante la belleza de su eterno enemigo, dijo entusiasmada ¡oh!, si, si. Muy alegres y contentos, el gato y la ratita se casaron. En cuanto termino la fiesta de la boda, el novio dijo a la novia vamos pronto a casa, ya que tengo hambre sabes hacer comida ¡claro que si! Respondió la ratita presumida. Y al llegar a casa, preparo una sopa de verduras y cuando estuvo lista, llevando la humeante sopera a la mesa, la ratita dijo al gato ¡mira que sopa de verduras tan buena he preparado! ¡Verduras! ¡Miau…! Yo prefiero la carne.
Y el gato empezó a correr tras la ratita que toda asustada gritaba pidiendo socorro. ¡Caíste en la trampa ratita presumida! Gritaba el gato, yo no quería esposa, si no un buen bocado. Y cuando la ratita se vio en las garras del gato dijo ¡por presumida me pasan estas cosas!.
La zorra, el oso y el León
Un feroz león y un enorme oso se encontraron al mismo tiempo un ciervo. Para decidir cuál de los dos se quedaba con la presa decidieron tener un combate el que ganaba se la llevaba mientras peleaban fuertemente, y sin ellos darse cuenta paso una astuta zorra.
La zorra, al verlos pelear y darse cuenta que estaban muy exhaustos, aprovecho la situación y se llevo al ciervo. Corrió muy lejos, mientras el león y el oso pudieron ver como se iba, pues estaban muy cansados para correr tras ella.
Entre ellos murmuraron ¡que desdicha! Tanto esfuerzo y lucha para que la presa se la quedara la zorra.
El león y la cabra
Estaba un enorme león caminando por el monte buscando a un animal para cazar, devorar pero sin éxito. Estaba desesperado y hambriento. Caminando, vio una cabra subiendo el monte.
El león no podía seguirla así que intento convencerla de bajar ¡baja querida amiga no busques caerte por el precipicio!. La cabra entonces le respondió
Desde cuando mi gran enemigo y cazador cuida tan amablemente a su presa y alimento.
El león callado se retiro vencido.
EL REY Y LA CAMISA
Había un rey que de repente cayo muy enfermo y nadie sabia lo que tenia por que su enfermedad era del alma no del cuerpo.
Entonces el rey ofreció la mitad de su reino a quien encontraría la medicina para que el se curara.
Llegaron varios médicos y nadie sabia lo que tenia hasta que a uno de ellos se le ocurrió una idea de encontrar a un hombre que verdaderamente sea feliz quitarle la camisa y ponérsela a su rey y así entonces sanaría.
Los criados de el salieron en busca de aquel hombre feliz pero todos los que encontraban se quejaban de algo hasta que un día escucharon que un hombre decía soy feliz y no me falta nada y esto llego a oídos del rey y mando que le quitaran la camisa cuando llegaron que querían quitarle la camisa el era tan pobre que ni siquiera camisa tenia así fue como el rey se dio cuenta que su enfermedad era del alma y no del cuerpo.